La España Republicana
En septiembre de 1936, Largo Caballero, dirigente socialista, fue nombrado presidente de un gobierno en el que integró a todas las fuerzas antifascistas: republicanos, socialistas, comunistas, nacionalistas y militantes de CNT.
En el bando republicano existían tensiones. Los republicanos, los socialistas más moderados y los comunistas tenías como prioridad ganar la guerra, es decir, anteponían la victoria sobre el fascismo a la revolución.
Durante los primeros meses de la guerra, en la España republicana el poder residía en comités de municipios o barrios, controlados por los sindicatos o los partidos políticos, contaban con sus propias milicias.
Juan Negrín, que desarrolla una política de resistencia a ultranza ante el enemigo, confiando en el inminente estallido de una guerra en Europa. La influencia anarquista fue disminuyendo y la presencia comunista aumentó a todos los niveles.
Enfrentamiento entre republicanos y nacionalistas
La España Nacional
El 1 de octubre de 1936, los generales proclaman a Franco Generalísimo de los ejércitos y jefe del Estado.
La base social de los nacionales era muy diversa: grandes propietarios agrarios, la mayor parte de los empresarios, clases medias, pequeños propietarios agrícolas, la iglesia y los sectores más conservadores de la sociedad.
Para conseguir una unidad política, Franco promulgó el Decreto de Unificación el 19 de abril de 1937, que le ponía al frente de todas las fuerzas que secundaban el golpe militar en un nuevo organismo: la Falange Española Tradicionalista y de las JONS, Los demás partidos fueron ilegalizados. Se había creado un Estado totalitario y Franco era su "caudillo". El bando nacional contará también con el apoyo de la Iglesia. En octubre de 1937, el vaticano reconocía el gobierno de Franco.
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